jueves, 3 de junio de 2010

Propuesta

La Residencia Pastiche fue pensada como un experimento coreográfico y como un espacio para la composición y creación coreográfica combinada a nivel latinoamericano.

Se invitaron tres coreógrafos internacionales a participar del Festival Internacional Movimiento 6 realizado y organizado por el Teatro Camino. Ellos fueron Gustavo Ciríaco (Brasil) Lucía Russo y Carolina Herman(Argentina), quienes se hospedaron durante una semana en la Comunidad Ecológica de Santiago de Chile, para participar de dicho festival tanto con sus obras como también en esta experiencia única en la creación coreográfica chilena.

Cada uno de los tres residentes, trabajó durante una semana con un grupo de siete bailarines profesionales chilenos: Tamara Chávez, Verónica Toro, Josefina Camus, M. Betania González, Gonzalo Beltrán, Luis Leiva y Rodrigo Chaverini, para crear una sección (un tercio cada uno) de una obra configurada a modo de “Pastiche” o cadáver exquisito, ese estilo de escritura de los surrealistas donde escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban a un siguiente escritor participante de este juego de colaboración.

Las premisas generales de trabajo fueron 5 días para configurar su composición, no conocer el trabajo de sus co-residentes, y armar una pieza de alrededor de 10 minutos de extensión. Esta colaboración dio como resultado una puesta en escena de 40 minutos de duración donde cada coreógrafo tuvo amplia libertad para trabajar sus intereses y discursos creativos.

Para comenzar Gustavo Ciríaco manifestó en la creación su hondo interés por los sucesos sísmicos recién acontecidos en nuestro país, trabajó además la presencia de la voz hablada. Incluyó también un material de movimiento corporal inspirado en la presencia de vectores en el cuerpo y sus interrupciones e interrelaciones, sumado al concepto de “stumble” término que se refiere al descubrir por sorpresa algo lo que implicaría tropezarse.

Carolina Herman, por su parte, sin conocer nada del trabajo previo realizado por el residente anterior, abordó la creación coreográfica desde la construcción espacial y la composición de situaciones, más las transformaciones de sentido que implican sus variaciones, utilizando la pausa como elemento expresivo que favorece la percepción de una imagen lograda y combinando situaciones expresivas que podían tomar distinta significancia de acuerdo a las múltiples lecturas posibles que puede realizar el espectador ante una configuración u otra.

Finalmente Lucía Russo, abordó lo siguiente: la corporalidad del temblar y saltar, la situación risa y llanto, y el tema de las posiciones del ser humano, específicamente lo que genera social y visualmente estar de pie, sentado, arrodillado y yacer. Con ello coreografió imágenes, situaciones, configuraciones espaciales y corporales expresivas que dieron el cierre al Pastiche completo.

Esta colaboración dio como resultado una puesta en escena de aproximadamente 45 minutos de duración donde cada coreógrafo tuvo amplia libertad para trabajar sus intereses y discursos creativos. Presentada en la ultima semana de Movimiento 6, la obra se configuró como unq construcción arriesgada y contemporánea que necesita del público para completar su proceso de sentido, situación que se experimentó satisfactoriamente durante sus presentaciones y en los diálogos de percepción posteriores con los espectadores.

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